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Si bien, nadie esta preparado para enfrentar un momento tan doloroso, como es la pérdida de un ser querido, para nosotros es un deber el poder servirle y asesorarlo.
Documentos para presentar en la funeraria al solicitar un servicio
Llegado ese momento, usted deberá de tener a la mano:
Adicionalmente, cuando se tiene un servicio a futuro se requiere:
Al momento de contratar con nuestra funeraria, todo nuestro personal está altamente calificado para asesorarlo y acompañarlo en los trámites que por ley se requieren, así como los servicios religiosos y contrataciones adicionales que usted solicite como lo son esquelas, transporte adicional, cementerios, flores, servicios religiosos, etc.
Una esquela, a veces también llamado aviso fúnebre o aviso mortuorio, es una nota recuadrada en negro que publicada en un medio de comunicación o afichada en un lugar público da noticia del fallecimiento de una persona.
Primitivamente, se llamaba esquela a una carta breve que se utilizaba para citar o convidar a algunas personas a una reunión o a un homenaje. Posteriormente, este término derivó hacia el aviso del fallecimiento de una persona alcanzando finalmente el sentido actual.
Tradicionalmente la publicación se ha venido haciendo en periódicos locales o de tirada nacionales, dependiendo del presupuesto. El costo promedio de una esquela de tamaño pequeño en prensa ronda los $980. Actualmente se impone la publicación de esquelas en internet por una extensa lista de ventajas: permanencia en el tiempo, inmediatez de publicación y economía, envío de condolencias online, etc.
Básicamente una esquela debe contener: nombre y apellidos del difunto, en un tamaño más grande que el resto de datos y generalmente en letra negrita; debajo el cargo o título que ostentaba (en algunas poblaciones se pone también el alias); si es viuda suele figurar el término “Viuda de …”; debajo, si lo desea, las siglas Q.E.P.D. (Que En Paz Descanse); también hay otras siglas como D.E.P. (Descanse En Paz); en el párrafo inferior se pone todo aquello que la familia quiere que aparezca: edad, localidad, fecha, motivo de la defunción (por ejemplo, víctima de accidente…) y cualquier otro dato que los familiares desean que aparezca publicado.
Después, suele relacionarse la familia por orden de importancia (precedido de expresiones como: su apenada esposa, madre…). El orden suele establecerse: cónyuge/pareja, hijos, padres, hermanos, nietos, hijos políticos, sobrinos, primos, etc. Y suele ponerse la coletilla “… y demás familia”.
En la parte inferior izquierda o centrado, el lugar, día y hora de la ceremonia. En la parte inferior derecha se suele colocar el domicilio de la funeraria y si lo deseamos la casa doliente (domicilio de la familia). Se pueden especificar frases como: “La familia no recibe”, para indicar que no quieren recibir pésames en casa.
Desde el momento en que se tiene conocimiento de la pérdida de algún miembro de la familia, se comunica a todas las personas amigas o conocidas que tuvieran relación con el finado. La esquela contiene la invitación de asistir al velatorio, funeral o acompañamiento del difunto al cementerio. También los familiares del finado pueden proporcionar una serie de correos electrónicos o móviles a los que enviar el anuncio de fallecimiento de un ser querido.
Al dar el pésame expresamos nuestra pena o dolor con motivo de un fallecimiento. Hacemos llegar nuestras condolencias a los familiares o allegados del finado por diferentes medios:
Pésame o condolencias en internet. Este medio da la oportunidad de expresar condolencias en cualquier momento, independientemente del tiempo que haya pasado desde el fallecimiento. Frecuentemente recibimos la noticia cuando ha pasado el tiempo de velatorio, funeral, etcétera. Desde cualquier lugar del mundo tendremos la oportunidad de estar cerca de nuestros seres queridos, haciéndoles llegar nuestro pésame.
Puede darse el pésame de forma presencial cuando acudimos a la funeraria. Es costumbre tener un libro de firmas y disponer de una urna para depositar las tarjetas que servirán a la familia para dar las gracias de forma personalizada o generalizada por medio de una comunicación de agradecimiento.
Si no se dispone de acceso a internet, se puede enviar el pésame por teléfono, siendo la forma menos elegante; o de forma escrita: por telegrama o enviando una carta manuscrita. Los pésames deben ser sinceros, breves y personales.
No es de buen gusto dar el pésame a la entrada de la iglesia o templo. Tampoco debemos darlo cuando la familia ha expresado su deseo de no recibir condolencias. Debemos evitar manifestarnos de forma que provoquemos lloros o nervios. Manifestaremos nuestro sentimiento de forma serena y tranquila.
En función de la relación que mantengamos con la familia del finado utilizaremos unas fórmulas u otra. Una frase sentida, corta y que exprese nuestro afecto a los familiares será siempre adecuada: “Mi más sentido pésame”, “mis más sentidas condolencias”, “le acompaño en el sentimiento”, “le acompaño en su dolor”, etc.
Es un acto en el cual se acompaña a la familia de una persona fallecida recientemente. Es un acto privado al que generalmente acuden los amigos más cercanos del difunto para acompañar a la familia. La velación se realiza de cuerpo presente (en la misma sala o habitación contigua), en el domicilio o más comúnmente en la funeraria. El rito del velatorio empezó a practicarse en la edad media, debido a los numerosos casos no detectados de catalepsia, donde el “supuesto difunto” se despertaba.
Velar en la funeraria es la opción más utilizada, al menos en los países occidentales. El difunto es llevado a los servicios de tanatorio municipales o privados. Tiene muchas ventajas frente al velatorio particular, ya que se cuenta con unas instalaciones amplias, un horario y otra serie de servicios adicionales.
Velar en casa. Es una costumbre que aún se conserva en algunas comunidades, tendente a desaparecer por las incomodidades que provoca a la familia, que recibe sin contar con las instalaciones necesarias para ello. (Debe proveerse de sillas, bebidas, algo de comer, etc.). También habrá que habilitar un espacio para los ramos, centros y coronas de flores. Y establecer algún tipo de horario, para evitar recibir a cualquier hora del día o de la noche.
En una funeraria tienen más valor los gestos de cariño, afecto y apoyo que las palabras. Con el simple acto de acudir ya se demuestra el interés por familia del fallecido. Es más elegante no alargar la visita, ya que es un día muy “largo” para los familiares, y reciben muchas visitas; aunque no debe abandonarse el velatorio si no hay ninguna otra visita con ellos, a no ser que la familia lo desee. Evite decir expresiones manidas y poco sentidas: como “le quería …, era como un hermano para mí … ”, etc., si no se le ocurre nada, es mejor no decir nada. Después, más tranquilamente, tendrá oportunidad de mostrar condolencias. Es de obligado cumplimiento respetar la decisión de los familiares de no recibir pésames, visitas o condolencias. No es necesario acudir vestido de luto, pero sí es recomendable utilizar tonos oscuros o neutros, los caballeros que lleven corbata pueden ponerse una de color negro o gris.
El funeral es la ceremonia que se lleva a cabo para despedir a una persona. Los diferentes ritos son básicamente embalsamamiento, sepultura o cremación. Varían en función de la época, la cultura, la posición social y las creencias religiosas de la sociedad. Las diferentes formas de despedir al cadáver están en función de las creencias religiosas, el clima, la geografía y el rango social. El enterramiento se asocia al culto de los antepasados o las creencias en la otra vida.
Solicitado por familiares o últimas voluntades del finado. Dirigido a personas que no profesan religión católica. Es un acto muy breve, carece de homilía y en su lugar los familiares más cercanos o mejores amigos dicen unas palabras acerca del fallecido. Ahora, pueden conservar para siempre esas palabras reflejándolas en el libro de condolencias de nuestras funerarias. Posteriormente se traslada el féretro al cementerio para su entierro o al crematorio para su incineración.
Es el más utilizado por la comunidad cristiana. Algunas familias aún acostumbran que los encargados de la empresa funeraria o los familiares y amigos portan el féretro al interior del templo y lo colocan en un lugar privilegiado orientando los pies hacia el altar. Si el finado es militar o profesional uniformado puede colocarse una bandera u otro tipo de enseña, también alguna pertenencia encima del ataúd.
Durante la ceremonia religiosa, los familiares se sitúan en los primeros bancos de la iglesia, los más cercanos del altar. El resto de asistentes se situarán el resto de los bancos, deben llegar a la iglesia antes que el féretro. Los familiares, deben llegar tras de él (cortejo fúnebre). Todos los asistentes esperarán dentro del templo, tanto al féretro cuando entra, como a la salida del mismo. Una vez que el féretro abandona la iglesia, se establece la línea de pésame, generalmente a las puertas de la iglesia. Será suficiente con un apretón de manos, un abrazo o un beso.
En la línea de pésame se ponen solamente la familia directa: cónyuge e hijos, y en determinadas ocasiones algún otro familiar. En la religión católica, durante la ceremonia se hace la señal de la cruz sobre el féretro con el incensario, y se salpica de agua bendita. El vestido puede ser luto riguroso (todo de negro) o la elección personal de cada uno. Al finalizar la ceremonia el féretro es trasladado al cementerio para su entierro o al crematorio para ser incinerado.
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